Y no puedes imaginarte lo vulnerable que eres, y solo eres el recuerdo de esta foto... nunca imaginastes que serías tú.

miércoles, 20 de enero de 2010

jueves, 7 de enero de 2010

Una sola vida para gastar. Una sola vida para embarrarnos el cuerpo, estornudar envidias y mirarnos a los ojos. Una sola vida para hinchar la panza de frases empalagosas y miradas ácidas. Una sola vida para comernos a los otros, para abrazarlos hasta romperles las costillas y hacerlos sangrar de ternura. Una sola vida para los amores prohibidos, de ojos de gato y uñas afiladísimas que se nos clavan en los ojos. Amores de noche, de trampa, de colores fuertes. Una sola vida para mentir y esconder, para romper espejos y paredes. Una sola vida para pronunciar mundos imposibles y escribir castillos de cartón que se derrumban con el ruido de la risa de los que no creen en nada. Millones.

Una sola vida para temblar de ganas y tener miedo del otro.

Josefina Infante

sábado, 2 de enero de 2010



Ni el amor, ni los encuentros verdaderos, ni siquiera los profundos desencuentros, son obra de las casualidades, sino que nos están misteriosamente reservados.
¡Cuántas veces en la vida me ha sorprendido cómo, entre las multitudes de personas que existen en el mundo, nos cruzamos con aquellas que, de alguna manera, poseían las tablas de nuestro destino, como si hubiéramos pertenecido a una misma organización secreta, o a los capítulos de un mismo libro!
Nunca supe si se los reconoce porque ya se los buscaba, o se los busca porque ya bordeaban los aledaños de nuestro destino.

Ernesto Sábato

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