
Y, para matar el tiempo, mientras aguardo la muerte, fumo finos cigarrillos ante la nariz de los dioses.
Jules Laforgue
Y no puedes imaginarte lo vulnerable que eres, y solo eres el recuerdo de esta foto... nunca imaginastes que serías tú.
Dios sabe por qué me comporté así. Entonces me inventé incontables razones, pero, en último término, probablemente todo se reducía a la desesperación. Estaba desesperado, y, frente a tanto cataclismo, me parecía necesaria algún tipo de acción drástica. Deseaba escupirle al mundo, hacer algo lo más extravagante posible. Con todo el fervor y el idealismo de un joven que ha pensado demasiado y ha leído demasiados libros, decidí que lo mejor era no hacer nada: mi acción consistiría en una negativa militante a realizar ninguna acción. Esto era nihilismo elevado al nivel de una proposición estética. Convertiría mi vida en una obra de arte, sacrificándome en aras de tan exquisitas paradojas que cada respiración me enseñaría a saborear mi propia condena. Las señales apuntaban a un eclipse total, y aunque buscaba a tientas otra lectura, la imagen de esa oscuridad me iba atrayendo gradualmente, me seducía por la simplicidad de su diseño. No haría nada por impedir que ocurriera lo inevitable, pero tampoco correría a su encuentro. Si por ahora la vida podía continuar como siempre había sido, tanto mejor. Tendría paciencia, aguantaría firme. Simplemente, sabía lo que me esperaba, y tanto me daba que sucediera hoy o mañana, porque sucedería de todas formas. Eclipse total. El animal había sido sacrificado; sus entrañas descifradas. La luna ocultaría el sol y, en ese momento, yo me desvanecería.
No quiere echarle nada en cara, pero no puede dormir por las noches; sabe bien que lo importuna con su amor y se imagina lo feliz que estará ahora sin ella pudiendo tomarse un respiro; sí, ha comprendido que le resulta pesada; y sabe también que es demasiado débil para cambiar su destino, siempre atravesado por multitud de mujeres; sí, lo sabe, no protesta, pero llora y no puede dormir...

Es sólo un sitio en algún lugar del mundo. Puede que sea parecido a tu mundo, puede que no tenga nada que ver. Pero si miras de cerca puede

Me seducen las distancias lejanas, el inmenso vacío que proyecto sobre el mundo. Crece en mí una sensación de vaciedad; se infiltra en mi cuerpo como un fluido ligero e impalpable. En su avance, como una dilación hasta el infinito, siento la presencia misteriosa de los sentimientos más contradictorios que ha acogido jamás el alma humana. Soy feliz e infeliz a la vez. Estoy exaltado y deprimido, desbordado por el placer y la desesperación en la más contradictoria de las armonías. Estoy tan alegre y tan triste que en mis lágrimas se reflejan el cielo y la tierra al mismo tiempo. Aunque sea solamente por la alegría de mi tristeza, querría que no hubiera más muerte en esta Tierra.